Haciendo cuentas: Costos y beneficios de satisfacer las necesidades de anticoncepción de las adolescentes en América Latina y el Caribe

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Por qué es crucial prevenir el embarazo no planeado

  • Mejorar la salud sexual y reproductiva de las personas adolescentes, incluida la prevención del embarazo no planeado, es esencial para su bienestar social y económico.
  • Las complicaciones del embarazo y el parto siguen contribuyendo a las muertes y enfermedades prevenibles en mujeres de 15 a 19 años de edad en las regiones en desarrollo.1
  • La maternidad adolescente se asocia con un menor logro educativo por parte de las madres y puede perpetuar el ciclo de pobreza de una generación a la siguiente.1
  • Casi cuatro quintas partes de los embarazos en adolescentes de 15 a 19 años en América Latina y el Caribe no son planeados,1 y cerca de la mitad de ellos terminan en abortos.2,3 Más de tres cuartas partes de esos abortos son inseguros.

Necesidades de anticoncepción de las adolescentes

  • Entre los 27.5 millones de mujeres en edades de 15 a 19 años en America Latina y el Caribe, el 33% (9.0 millones) necesita anticoncepción porque son mujeres casadas, o solteras y sexualmente activas, que no desean tener un hijo en al menos dos años.
  • De estos 9.0 millones de adolescentes, el 62% (5.6 millones) está usando métodos anticonceptivos modernos. Los métodos más comunes son los condones masculinos y la píldora, seguidos por los inyectables.
  • El otro 38% (3.4 millones) no está usando un método moderno; estas mujeres adolescentes tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna. La gran mayoría de estas mujeres no usa ningún método, y el resto usa métodos tradicionales, que son menos efectivos que los métodos modernos.
  • Las adolescentes provenientes de hogares con menores ingresos y las que viven en áreas rurales tienen una mayor necesidad insatisfecha que sus pares de hogares con mayores ingresos y de áreas urbanas. Pero los niveles de necesidad insatisfecha son aproximadamente los mismos entre adolescentes más jóvenes (edades de 15–17) y mayores (edades de 18–19), sin importar si están casadas o si son solteras y sexualmente activas.1
  • En las subregiones, la mayor necesidad insatisfecha ocurre en América Central, donde el 49% de las adolescentes sexualmente activas que desean evitar el embarazo no están usando anticonceptivos modernos. Esta proporción es de 40% en el Caribe y de 34% en América del Sur.
  • En América Latina y el Caribe las mujeres jóvenes frecuentemente reportan varias razones para no usar anticonceptivos a pesar de no desear un embarazo: tener relaciones sexuales con poca frecuencia, no estar casadas, tener preocupaciones sobre efectos secundarios, estar amamantando o no haber reanudado su menstruación después del parto, así como la oposición de ellas mismas, de sus parejas o de otras personas a la anticoncepción.4

 

Costo de satisfacer las necesidades de anticonceptivos

  • Con base en estimaciones de 2017, el costo anual de proveer servicios de anticoncepción a los 5.6 millones de mujeres en edades de 15 a 19 años que actualmente usan anticonceptivos modernos en es de 144 millones de dólares estadounidenses. Esto representa un promedio de $26 por usuaria al año.
  • Los costos de los servicios incluyen el costo directo de los anticonceptivos, suministros relacionados y salarios de los trabajadores sanitarios, así como los costos indirectos de funciones gerenciales, construcción y mantenimiento de los centros de salud, actividades informativas y educativas, y otros tipos de apoyo a programas.
  • Si se mejoraran los servicios para los 5.6 millones de mujeres adolescentes que actualmente usan anticonceptivos, los costos aumentarían de $144 millones a $153 millones. Ejemplos de mejoras que beneficiarían a las adolescentes incluyen mejores servicios de consejería y seguimiento relativos al uso de anticonceptivos, consistencia en la disponibilidad de una gama de métodos modernos y proveedores de servicios capacitados para trabajar con adolescentes.
  • Si los 3.4 millones de mujeres adolescentes con necesidad insatisfecha utilizaran los mismos tipos de métodos modernos que las usuarias actuales y recibieran servicios mejorados, los costos totales por las usuarias actuales y las nuevas serían de $243 millones al año, un aumento anual de $99 millones.
  • La expansión y mejoramiento de los servicios anticonceptivos para los 9.0 millones de mujeres que los necesitan costaría $27 por usuaria anualmente. Dicho de otra manera, el costo anual per cápita en sería de 38 centavos estadounidenses.

Beneficios de satisfacer plenamente las necesidades de anticonceptivos

  • Un mayor uso de anticonceptivos modernos por parte de las adolescentes que no desean quedar embarazadas evitaría embarazos no planeados, salvaría vidas y mejoraría la salud.
  • Si todas las mujeres adolescentes que necesitan anticonceptivos modernos los usaran, los embarazos no planeados se reducirían en 1.6 millones por año (58%) y el total de embarazos se reduciría de 3.5 millones a 1.9 millones por año. Esto resultaría en una disminución de 631,000 embarazos no planeados; una reducción de 781,000 abortos, de los cuales más de las tres cuartas partes habrían sido inseguros; y ocurrirían 204,000 menos abortos espontáneos y mortinatos de embarazos no planeados.
  • Las muertes maternas —aquellas debidas a complicaciones del embarazo y el parto— en mujeres de 15 a 19 años disminuirían del nivel actual de 700 a 400 por año5.

Recomendaciones

  • Satisfacer las necesidades de anticoncepción de las mujeres adolescentes requiere de políticas y prácticas para poner fin al matrimonio infantil, prevenir el abuso y la coerción sexual, aumentar el nivel educativo de las niñas, empoderar a niñas y mujeres, así como proveer educación integral en sexualidad y servicios anticonceptivos de alta calidad.
  • Impulsar la educación de las niñas aumenta su capacidad para tomar decisiones autónomas. Los estudios muestran que las adolescentes que asisten a la escuela tienen una mayor probabilidad que aquellas que no lo hacen de usar anticonceptivos.1
  • Involucrar a los hombres jóvenes en los programas de salud sexual y reproductiva también puede ayudar a propiciar actitudes de género más equitativas.
  • Las personas adolescentes necesitan tener acceso a información médicamente precisa y completa sobre salud sexual y reproductiva antes de iniciar su vida sexual activa. Esta información debe ser apropiada para su edad, desarrollo y cultura. Deben ponerse en práctica políticas y programas, incluida la provisión de educación integral en sexualidad, para responder a esta necesidad.
  • Los enfoques más efectivos para proporcionar servicios de salud sexual y reproductiva a la gente joven incluyen una combinación de capacitación del personal de salud; mejoras a los centros de salud dirigidas a recibir amigablemente a las personas adolescentes y a proteger su privacidad; así como la difusión de información a través de escuelas, comunidades y medios de comunicación.1
  • Debe fortalecerse la consejería que se proporciona junto con los métodos anticonceptivos. Todas las y los adolescentes necesitan recibir información correcta acerca de la probabilidad del embarazo, de opciones de métodos anticonceptivos y posibles efectos secundarios, así como apoyo para cambiar de método cuando así lo deseen.
  • Los servicios anticonceptivos deben ser provistos de tal forma que protejan los derechos de las mujeres jóvenes a elegir los anticonceptivos de manera voluntaria, informada y confidencial.

Source

A menos que se indique de otra forma, los datos en esta hoja informativa se basan en tabulaciones especiales de datos elaboradas para Darroch JE et al., Haciendo cuentas: Invertir en anticoncepción y salud materna y neonatal, 2017, Hoja Informativa, Nueva York: Guttmacher Institute, 2017, https://www.guttmacher.org/es/fact-sheet/adding-it-up-contraception-mnh-2017.

Acknowledgments

La elaboración de esta hoja informativa fue posible gracias al apoyo brindado al Guttmacher Institute, incluyendo el de UK Aid del Gobierno del Reino Unido y subvenciones de la Bill & Melinda Gates Foundation, el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países Bajos y la Children’s Investment Fund Foundation. Las opiniones expresadas son de las autoras y no reflejan necesariamente las posiciones y políticas de los donantes.